miércoles, 14 de mayo de 2014

Las reformas borbónicas

Carlos III
En el siglo XVIII destacaron las figuras de los virreyes que introdujeron las Reformas Borbónicas, medidas impuestas por la Casa de Borbón, especialmente Manuel de Amat y Junyent, que gobernó entre 1761 y 1776, Manuel de Guirior, entre 1776 y 1780, Agustín de Jáuregui, entre 1780 y 1784 y Teodoro de Croix, entre 1784 y 1790, destinadas a revitalizar la administración virreinal con actuaciones como la incorporación del sistema de intendencias. Con ellos se intentó profesionalizar el gobierno, sustituyendo las inoperantes figuras de los corregidores y los alcaldes mayores, dedicando especial interés a todo lo relacionado con la hacienda.
La reorganización territorial llevada a cabo a lo largo de ese siglo implicó desmembrar dos vastas regiones del virreinato peruano para conformar con ellas otros dos nuevos virreinatos: el Virreinato de Nueva Granada en 1717, restaurado en 1739 tras un periodo de supresión, y luego el Virreinato del Río de la Plata creado en 1776. Estas pérdidas de territorio supusieron la pérdida de protagonismo del Virreinato del Perú como centro económico de España en Sudamérica aunque continuó siendo el bien más valioso de la Corona, debido a su poder político, social y cultural.
La posterior política económica de los Borbones, que permitió el comercio directo entre los puertos españoles y diversos puertos sudamericanos (Maracaibo, Guayaquil, Arica, Valparaíso, etc.) redujeron el tráfico comercial a través del puerto del Callao y afectaron las rentas del Virreinato, que tras la separación del Río de la Plata quedó confinado a las rutas comerciales secundarias del Océano Pacífico, mientras que el tráfico comercial más lucrativo (el del Océano Atlántico) quedaba bajo dominio de los puertos de Buenos Aires o Cartagena de Indias, fuera de la influencia del virreinato peruano.
La ciudad de Lima, antaño principal ciudad de Sudamérica y poseedora de una vida cortesana y comercial comparable a la de la propia Madrid, perdió gran parte de su antigua riqueza en la segunda mitad del siglo XVIII, a lo cual se unió la continua merma de los ricos depósitos de plata de Potosí que habían sustentado la economía virreinal durante dos siglos, hasta que todo el territorio del Alto Perú (actual Bolivia) quedó unido al virreinato rioplatense en 1776. Los últimos años del mencionado siglo, si bien generaron una administración más eficiente y un mejor manejo de los recursos del virreinato en beneficio de España, mostraron un serio declive de la riqueza general del virreinato peruano.

PRINCIPALES REFORMAS

La reforma eclesiástica o religiosa
Expulsión de los jesuitas
Objetivo: imponer el poder del estado sobre la iglesia (rasgo característico de la reforma) Pretexto: presunta intervención jesuita en el Motín de Esquilache (1766). Medidas: expulsión de los jesuitas en 1767 durante el gobierno del Virrey Manuel de Amat y Junet (pragmática sanción del rey Carlos III) Consecuencia: se crea la oficina de temporalidades para administrar e inventariar los bienes jesuitas, se crea el convictorio de San Carlos para agrupar los colegios de la orden expulsada y se pone fin a las misiones jesuitas de Paraguay. Cabe recordar que esta reforma afecto a los jesuitas de Chile, Paraguay, Quito, Santa Fe, México, Perú y  las Filipinas (se expulsaron a dos mil trescientos miembros de la orden) Hacia 1773, el papa Clemente XIV ordeno la supresión de la orden.

La Reforma Territoriales o Políticas
Objetivos: Evitar el contrabando ingles y portugués en el Caribe (hacia Panamá y Cartagena), mejorar la administración local (descentralizar el poder del Virreinato) para hacer más eficiente el control). Se sabe que España quería evitar la excesiva acumulación de poder del virreinato peruano( el virrey del Perú, tan lejos de la metrópoli, con capacidad d influencia y decisión sobre un territorio más grande que el de las propias potencias Europeas, lleno de riquezas, se advertía como un personaje de enorme poder sobre su jurisdicción y también con imaginada capacidad de negociación sobre asuntos e intereses particulares con los grupos locales) y además controlar a las elites criollas que actuaban peligrosamente en contradicción a los intereses de la metrópoli. Medidas: en 1717, se crea el virreinato de Nueva Granada (perdimos las audiencias de Panamá, Santa Fe, Quito); en 1776 se crea el virreinato del Rio de la Plata (perdimos las charcas, Buenos Aires, Puno, Potosí, Lampa, Carabaya. Azangaro); en 1777 se firma el tratado de San Idelfonso para modificar el trabajo de Tordesillas (España sede parte de la selva sudamericana y recibe la colonia de sacramento, hoy Uruguay); en 1796 se crea la Capitanía General de Chile (perdimos la audiencia de Santiago). En el plano administrativo, se llevo a cabo una visita general. Consecuencias: se desmembró el territorio colonial peruano y ello causo, además, un serio resentimiento de los limeños centralistas sobre el resto de americanos.
La Reforma Comercial o Económica
Objetivo: terminar con los privilegios particulares, centralizar los beneficios de la colonia y eliminar el contrabando. Antecedentes: Felipe V, con la paz de Utrecht, permitió que los ingleses ingresen sus productos a América en un máximo de 500 toneladas, eran los navíos de permiso (1713) los mismos que fueron modificados en 1735 con la obligación de ser revisados en los puertos de la Metrópoli (navíos de registro) y finalmente, ante su fracaso, anulados en 1739. Medidas: se da el decreto de libre comercio (el objetivo era mejorar los beneficios por la vía fiscal y proteger la industria española). Este documento permitió el libre comercio solo entre España y sus Colonias, poniendo fin a los privilegios de Cádiz. El Callao y Veracruz para abrir 13 puertos en España y 22 puertos en América. Dentro de esta reforma también se consideran las medidas propuestas por el visitador José Antonio Areche (sobre las alcabalas incluidas los indios). Consecuencias: permitió la ampliación de la actividad mercantil, puso fin al sistema de flotas y galeones, se cierra la casa de contratación de Sevilla, se logro la simplificación fiscal, pero su aplicación fue muy limitada.

La reforma administrativa
Creación de las intendencias 
Objetivos: liquidar al corrupto sistema de corregimientos y mejorar el gobierno local (inclusive imponiendo el orden a través de autoridades militares). Medidas: en 1784 se crean las intendencias, como producto de los reclamos y rebelión de Túpac Amaru II: Huamanga, Huancavelica, Cusco, Trujillo, Lima, Tarma, Arequipa y desde 1796 se incorporo Puno (que permaneció hasta ese año bajo el control del Virreinato del Rio de la Plata). En 1787 se crea la audiencia de Cusco para mejorar el sistema judicial en el sur andino (de ahí que al finalizar el virreinato, el Perú solo quedo con dos audiencias: Lima y Cusco). Consecuencias: pon fin a los corruptos corregidores pero no mejora la situación de los indígenas en el Perú pues solo se implanto una nueva política de centralismo y absolutismo.
El Virreinato del Perú

El Virreinato del Perú fue una entidad político-administrativa fundada en 1542 tras el sometimiento del Imperio Inca. Abarcó, en su máxima extensión, territorios que actualmente se corresponden con Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, parte de Argentina y Chile.
Los primeros asentamientos comienzan a desarrollarse tras la captura de Cuzco, ciudad inca, por parte de Francisco Pizarro, en 1534. Tras este hecho, se provoca una fuerte disputa por el control de una serie de expediciones destinadas a Birú, territorio peruano del cual se presumía que poseía grandes riquezas, entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro. El enfrentamiento se saldó con la victoria de Pizarro, y la posterior ejecución de Almagro.
El virreinato vivió cuarenta años de caos administrativo, fruto del choque de intereses entre los distintos conquistadores, y el desigual reparto de la tierra. A mediados del siglo XVI, Francisco de Toledo, virrey del Perú, logra encauzar la situación y establecer un marco administrativo estable, que se prolongaría durante todo el período colonial. Esta normalización de la situación, fue gracias a la voluntad de Toledo, de llevar a cabo un proceso organizador, reflejado en medidas tales como el censo tributario, censo de pobladores nativos y la realización de un registro de los recursos naturales y humanos del Perú. Estas medidas permitieron la implantación de los sistemas de trabajo (mita, repartimiento) y a la larga, hicieron de este virreinato el más rico e influyente.
La capital fue situada en la ciudad de Lima, fundada por Francisco Pizarro como la «Ciudad de los Reyes», mientras que el puerto del Callao, monopolizaba todo el comercio marítimo americano.

En el campo administrativo, el virreinato está constituido por dos audiencias, las de Lima y Cusco, que fueron sustituidas por intendencias tras las Reformas Borbónicas en el siglo XVIII. Al igual que en el resto de virreinatos, existían también organismos tales como los corregimientos, encargados de la administración de zonas habitadas por nativos, cabildos, que cumplían diversas funciones administrativas similares a las que actualmente realiza la municipalidad o ayuntamiento, y diversas autoridades indígenas que se encargaban de mediar entre éstos y los españoles.

En el ámbito económico, la principal actividad desarrollada en el virreinato era la minería.
El trabajo en la mina era desarrollado por aborígenes que pasaban entre una y dos semanas sin salir de ella en condiciones realmente duras. En un principio, la actividad se desarrolló en torno a pequeños depósitos de superficie, pero gracias a las mejoras en las técnicas mineras, los colonos pudieron a acceder a grandes minas. Es a partir de este momento en que la minería termina de consolidarse como principal actividad en el virreinato. Los principales yacimientos mineros fueron: Castrovirreyna, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumanza, Carabaya, Cayllama, Hualgayoc, Huancavelica y Potosí, todas ellas ubicadas en el territorio del actual Perú. Potosí, por si sola, aportaba dos tercios de la producción minera del Perú, hasta que en 1776 cambió de jurisdicción a favor del Virreinato del Río de la Plata. A causa de las malas condiciones y la dureza del trabajo realizado por los aborígenes en la mina, eran frecuentes los alzamientos de mineros, que eran sistemáticamente sofocados por las autoridades coloniales.

En el ámbito comercial, España aplicó medidas proteccionistas y favoreció el monopolio de los puertos de Sevilla en España, Veracruz, en México, Callao en el Perú, Panamá y Cartagena en Nueva Granada. Debido a que Panamá y Cartagena eran considerados puertos de tránsito, el Callao pasó a ser el único puerto autorizado para comerciar en América, lo cual convirtió al Virreinato del Perú en el centro comercial de las colonias Españolas en América. Pero la preeminencia de ciertos puertos sobre otros, en este caso el Callao con respecto al resto de América, hizo que el contrabando y la piratería, actividades desarrolladas la primera por criollos y la segunda por corsarios ingleses y holandeses en su mayoría, floreciesen, logrando erosionar lenta pero inexorablemente el monopolio de los grandes puertos, hasta que en 1778 Carlos III decretó el libre comercio y el Callao perdió su posición de ventaja frente a los otros puertos, posibilitando el surgimiento de los de Montevideo, Buenos Aires o Guayaquil.

Al igual que en Nueva España, en el Perú se desarrollaron los obrajes, actividades protoindustriales dedicados a la manufactura de textiles e hilos de lana y algodón. A pesar de la existencia de actividades de esta índole, no pudieron desarrollarse a causa del estricto control monopólico que del comercio ejercía la metrópolis.

Durante el siglo XIX, época en la que se suceden los distintos alzamientos independentistas a lo largo del continente, el Virreinato del Perú se mantendrá como principal bastión de los realistas, hasta su disolución, en 1824, tras la Batalla de Ayacucho. A pesar de esto, el Perú será también testigo de los alzamientos de Túpac Amarú y Túpac Katari, precedentes de la futura emancipación Latinoamericana.
La conquista del Perú

La Conquista del Perú (1532-1533) es el proceso histórico de anexión del Imperio incaico al Imperio español. Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista del país, señala el primer contacto entre un español llamado Pedro de Candía y Huayna Cápac.1 Sin embargo, fue a principios de 1532 que un ejército incaico se topó con los Conquistadores españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador Inca, Huayna Cápac. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado. Sin embargo, tras el inicio de la conquista española el imperio incaico sobreviviría hasta 1572 en que el virrey Francisco de Toledo ejecutaría al último Sapa Inca: Túpac Amaru I.


Antecedentes
Guamán Poma dijo en sus crónicas que el Inca Huayna Cápac tuvo un encuentro con Pedro de Candía en el Cuzco, aunque dicha crónica se considera errónea. Se dice que la entrevista fue utilizando señas, según la cual el Inca interpretó que Candía comía oro, por lo que el gobernador le brindó oro en polvo y luego le permitió marcharse.3 Pedro de Candía se llevó consigo a uno de los chasquis a España y lo presentó al rey, luego fue traído de vuelta al Tahuantinsuyo para que hiciera de traductor. Este inca sería conocido luego como Felipillo.


La situación incaica

Poco tiempo después del primer contacto entre Huayna Cápac y Pedro de Candía, el Sapa Inca y su sucesor, Nina Cuyuchi, murieron a causa de una rara enfermedad, que algunos autores atribuyen a la viruela traída con los europeos.
Tras la anarquía posterior al deceso del Inca, Huáscar asumió el gobierno por orden de los orejones (nobles) de Cuzco, quienes creían que su experiencia como vice-gobernante era suficiente para asumir el mando. Después de un golpe de estado fallido; Huáscar, preocupado por la excesiva confianza que tenía su hermano Atahualpa en los generales del imperio -los denominados ikas-, ordena a su hermano que se aleje de ellos. Pero él reacciona organizando un ejército y declarándole la guerra. El enfrentamiento, que habría de durar tres años, finalizó con la victoria de Atahualpa y la captura y posterior ejecución de Huáscar.

Situación de los conquistadores
Hacia 1523, a los 47 años de edad, Francisco Pizarro estaba situado en Panamá, ciudad de la que llegó a ser alcalde en 1522. El análisis histórico se inclina a creer que Pizarro poseía una fortuna modesta, porque para emprender la aventura, él y Diego de Almagro, tuvieron que asociarse con un cura influyente, Hernando de Luque, que a la sazón era cura de Panamá.
En 1524 Pizarro se asoció con Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque para conquistar "El Birú" (palabra que después se convertiría en Perú), repartiéndose las responsabilidades de la expedición. Pizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento militar y de alimentos y Luque se encargaría de las finanzas y de la provisión de ayuda. En mayo de 1527, cuando habían transcurrido dos años y medio de viajes hacia el sur afrontando toda clase de peligros y calamidades, llegaron a la isla del Gallo cansados y extasiados. El descontento entre los soldados era muy grande, llevaban varios años pasando calamidades sin conseguir ningún resultado. Pizarro intenta convencer a sus hombres para que sigan adelante, sin embargo la mayoría de sus huestes quieren desertar y regresar.
En la isla del Gallo se produce la acción épica de Pizarro, de trazar con su espada una raya en las arenas de la isla exhortando a sus hombres a decidir entre seguir o no en la expedición descubridora. Tan solo cruzaron la línea trece hombres.
Pizarro no fue ni el primero ni el único que intentó la conquista del Perú. Dos años antes, en 1522, Pascual de Andagoya fue el primero en tratar de efectuar esa aventura. Pizarro, Almagro y Luque se lanzaron a la aventura.

- Primer Viaje (1524-1525)
Pizarro zarpó de Panamá y pasó por las islas Perlas, puerto Piñas, pueblo de Hambre (aquí murieron 20 españoles por falta de alimentos) y Pueblo Quemado (aquí Diego de Almagro quedó tuerto por un flechazo).

- Segundo Viaje (1526-1528)
De Panamá enrumbaron al río San Juan. De aquí avanzó el piloto Bartolomé Ruiz, quien frente a Ecuador encontró una balsa de indígenas del Tahuantinsuyo. Pizarro y sus hombres continuaron explorando las costas de Colombia, donde pasaron penurias. En la isla del Gallo solo trece cristianos decidieron continuar en la expedición. Con algunos refuerzos, Pizarro exploró más al sur llegando a conocer las ciudades de Tumbes y Chan Chan en la costa norte del Imperio de los Incas. Al llegar al río Santa dio media vuelta, regresó a Panamá y viajó a España para firmar un contrato con el emperador Carlos V.

- La Capitulación de Toledo (1529)
Fue firmado por Francisco Pizarro e Isabel de Portugal (esposa de Carlos V). Pizarro fue nombrado Adelantado, Gobernador, Alguacil Mayor y Capitán General de Nueva Castilla. También obtuvo títulos para sus socios y los Trece del Gallo. La Corona exigió la quinta parte de las riquezas (Quinto Real).

- Tercer Viaje (1531-1533)

Pizarro zarpó de Panamá, desembarcó en Puerto Viejo (Ecuador), cruzó Coaque y llegó al golfo de Guayaquil. Pasó por la isla Puná, y luego desembarcó en Tumbes. Con ayuda de los indios tallanes avanzó al valle del río Chira donde fundó San Miguel de Tangarará (hoy Piura). Aquí supo que el Sapa Inca Atahualpa estaba en Cajamarca y marchó a su encuentro. Llegó el 15 de noviembre de 1532. Al día siguiente emboscó y capturó al Sapa Inca en la Plaza de Cajamarca. Después de obtener un fabuloso rescate en oro y plata, lo mandó matar e inició la marcha al Cusco. Lo acompañó el “Inca títere”, Túpac Huallpa, pero éste murió en Jauja, y fue reemplazado por Manco Inca. Con su ayuda los españoles derrotaron al atahualpista Quizquiz e ingresaron al Cusco el 15 de noviembre de 1533.

CULTURA INCAICA


La Cultura inca es una de las más sofisticadas de la América precolombina - prehispánica dio origen a uno de los imperios más grandes "El Tahuantinsuyo” comparable a los existentes en la Europa o Asia antigua.

El Inca también conocido como Sapa inca o simplemente Sapa (Inka Qhapaq) fue el gobernante del Reino del Cusco y más tarde, el emperador del Imperio Inca. Los orígenes de la fundación de la ciudad de Cusco, capital del imperio incaico o Tahuantinsuyo, toma posiciones claramente míticas y legendarias, pero históricamente se ha declarado que la fundación del Cusco debió ser alrededor de los años 1200.

1. Ubicación: Su capital fue Cusco, en Perú. Se expandió por Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y Colombia.

2. Clases sociales: Realeza (sapa inca, coya, auqui, ñusta), nobleza (panacas o ayllus reales), pueblo (hatun runas, mitimaes, yanaconas y piñas).

3. Autoridades: Sapa Inca (rey), willac umu (máximo sacerdote), suyuyuc apu (jefe de una región), apunchic (jefe provincial), curaca (jefe comunal), tucuy ricoc (supervisor del Sapa Inca).

4. Principales reyes: Manco Cápac (siglo XIII), Inca Roca (siglo XIV), Pachacútec (1438-1471), Túpac Yupanqui (1471-1493), Huayna Cápac (1503-1528), Atahualpa (1532).

5. Economía: La agricultura fue la actividad principal. Sus principales cultivos fueron el maíz, la papa, el algodón y la coca. Su ganadería fue de camélidos (llama y alpaca). Practicaron el trueque y usaron monedas mercancías.

6. Dioses: Wiracocha (dios ordenador), Inti (Sol), Quilla (luna), Illapa (rayo), Pacha mama (madre tierra).


7. Arte: Sobresalieron en arquitectura. Construyeron hermosas ciudades con piedras talladas (Cusco, Machu Picchu, Huánuco Pampa) y hermosos templos (Coricancha, Sacsayhuaman). En cerámica destacan sus urpus (cántaros). Sus tejidos son polícromos con diseños geométricos.